miércoles, 13 de junio de 2007

Árabes y judíos contra la barbarie

Carlos Morales

LA MAREA DE MAGHAR
Irene Zamorano Cruz

Desde finales de abril hasta principios de mayo, en el mes de nissan o del florecimiento, un nutrido grupo de poetas árabes y judíos se reunieron en la bellísima aldea galilea de Maghar, bajo la atenta mirada de una extensa delegación de poetas y escritores europeos, atraídos fundamentalmente por la posibilidad de asistir a un reencuentro histórico entre poetas palestinos, egipcios, jordanos e israelíes, después de la fractura abierta en el espíritu de Oslo por los fenómenos que rodearon la II Intifada.
En un encuentro previo con los representantes de la vieja Europa, el poeta árabe druso Naim Araidy y la poeta hebrea Margalit Matitiahu -las dos cabezas visibles del que ya se conoce como "Espíritu de Galilea"-, manifestaron que este tipo de acontecimientos "son jalones de un proceso cuyos resultados se tendrán que ver en el futuro" y frente al que "sólo hay una alternativa, que es el Apocalipsis". En opinión de Araidy, "a lo más que podemos aspirar no es a un encuentro caluroso entre poetas de pueblos enfrentados; nos bastaría con conseguir que estén aquí los escritores jordanos, egipcios y palestinos".
Desde este punto de vista, la participación del poeta jordano Zakaría al Omari, y la llegada de la alegre y jubilosa delegación palestina representada por el gigantesco Saed Abo Tbanja y por la escritora y presentadora televisiva Mona Abo Jousif, hicieron de esta octava edición de los Encuentros de Meghar un acontecimiento histórico. Sin embargo, y como ha afirmado en el periódico La Razón el poeta y periodista español Manuel Calderón, la ausencia de un diálogo real entre los los miembros de las delegaciones israelí y palestina, ha sido la gran sombra de este voluntarioso congreso, fundado dado en 1999 por Naim Araidy, Margalit Matitiahu, Yoav Hayeck y Orsion Bartana.
Fuera de estas sombras, y de los gestos propagandísticos del dolor palestino realizados por el delegado de la autoridad palestina Essam Shawwa, que tendieron a sembrar el desconcierto de quienes, como dijo Margalit Matitiahu, "no podemos olvidar nuestro dolor, el dolor judío", el Encuentro se desarrolló en un extraordinario ambiente, aunque estuvo marcado por algunas graves deficiencias que, como la falta de traducciones de los poemas árabes y hebreos, impidieron a los poetas europeos un acceso más objetivo a las propuestas literarias de sus colegas.
Muy críticos, los hebreos Yoav Hayeck y Orsion Bartana se lamentaron del "estancamiento de los poetas árabes que estamos escuchando aquí en las fórmulas tradicionales empleadas en el siglo XIX", que el joven poeta árabe Haytan Tatour ve como la más nefasta consecuencia de la "censura totalitaria" de los regímenes musulmanes, incluso de los moderados.
El contraste entre la poesía hebrea, de corte netamente europeo -y muy bien representada, además de por los ya citados, por Sabina Messeg, Marlena Braester y Varda Genossar-, y los cantores árabes -entre quienes debemos rescatar la figura de gran Mohamed Ali Taha- fue realmente extraordinario. Entre estos últimos, encontró una especialísima aceptación las auténticas "representaciones" llevadas a cabo por tres grandes y jóvenes poetas europeos de la más agresiva vanguardia como el italiano Enzo Minarelli, el austriaco Peter Vaugh y el belga Philip Meersman. Más ajustadas a la órbita del imaginismo surrealista y simbolista, no pasaron desapercibidas las intervenciones de los poetas españoles Carlos Morales e Hilario Franco, las de la rumana Ioana Ieromin, y las del gran poeta ruso Alexey Alekin.
El llamamiento realizado por Manuel Calderón en el acto de inauguración a tomarse con una mayor dosis de ironía las representaciones míticas que concitan a los pueblos a ponerse en orden de batalla alcanzó, realmente, su objetivo. Ya en la clausura, y tras lamentar la ausencia del gran Nathán Yonathán y del joven poeta druso Shamer Khair, el poeta español Carlos Morales, uno de los apoyos europeos más activos de lo que él mismo denominó "Espíritu de Galilea", afirmó que "con vuestra presencia aquí, juntos, estáis desmostrando a los intelectuales de Occidente precisamente lo que ellos no saben, o no pueden, o no quieren ver: existen otras formas, más amables, de ser árabe y de ser judío. La vuestra".
Que los intelectuales europeos, radicalizados en su apoyo a tirios o a troyanos, le den la razón es otra historia, claro está. Pero la piedra ha sido nuevamente arrojada al río, y el rumor ya emerge del agua, para quien quiera dejarse tocar por los hijos del valor, por su marea.


Sobre el Encuentro de Maghar se han escrito ya algunas cosas. Aconsejamos a nuestros lectores acceder a las siguientes páginas en Poetas del mundo, de Luis Arias Manzo (Chile) La poesía no se vende, de Livia Díaz (México); La cita trunca, de Jorge Etcheverry (Chile); Revista Galeón, de J.A. García (España); Pagina digital (Argentina); Literaturas.com (España); Sintagma in blue, de Pura Salceda (España), y la edición digital del diario español La Razón.